jueves, 21 de agosto de 2014

El reto de no quejarse, mi experimento

  La semana pasada leí en un blog una chica que se hacía el firme propósito de no quejarse durante una semana, basándose en la doctrina del reverendo Will Bowen que propone un mundo sin quejas destructivas sino constructivas, y crear un cambio.

by Alan Turkus

  La idea es el dejar de quejarse por quejarse, “con lo que me gusta a mí” pensará más de uno, aunque no lo reconozca en voz alta. “Qué mal está el país; la educación de hoy en día ya no es la que era; pero qué feo es el perro de mi vecina”, y así sucesivamente. Sólo necesitamos a un interlocutor que nos siga el juego y entramos en una espiral de descontento sin fin.
  Lo que propone este hombre no es que no nos quejemos de nada nunca, si lo hiciéramos seríamos unos conformistas redomados, sino tratar de hallar soluciones a lo que no nos convence. Poner el granito de arena y cambiar algo.
  Pero claro, para ello primero hay que contener la lengua, y yo lo he intentado durante una semana. Para mi asombro, debo decir que no me quejo tanto como pensaba, pero sólo me daba cuenta cuando ya estaba formulando la protesta: “pero qué lentos son los de hacien… no me quejo, no me quejo, paz interior, ooooohhhhhmmmm”. Y así todos los días. Así que, puedo decir que habré tenido un 70% de éxito en mi propósito.
  Yo pensaba que no lo conseguiría en absoluto, y me he sorprendido gratamente de los resultados con lo que, voy a seguir con ello. Dice el Sr. Bowen que hacen falta 21 días para que se te quite el hábito, y me he dicho “¿por qué no?” Dentro de un par de semanas más os cuento cómo va la cosa… si no he muerto por morderme la lengua.

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