Hace unos días leí en el blog de moda de El Páis S Moda que hay una autora anónima que ha estado dentro del mundo de la moda
durante años, y asegura que todas esas fotos con comida hipercalórica, sobre todo de desayuno o merienda, que vemos
de blogueras (y algún bloguero) de moda son puro escaparate. El 99% de la comida que sale no se
come, pero hacen como si lo hicieran. En su cuenta de Instagram You did not eat that muestra una serie de fotos que ponen en evidencia a esta nueva especie urbana.
Como sabéis muchos de vosotros, sobre todo los que andáis
por el mundo de los blogs, los que tienen más audiencia reciben ofertas de marcas. Algunas de estas marcas, evidentemente, son de comida, y
aquí está el quid de la cuestión: tengo un blog muy seguido, la marca tal de
comida me paga por tener su publicidad, o me regala el abono de un año en
comidas en su cadena de restauración (yo alucinaría pepinillos si fuera en postres ni te cuento) y, a cambio, me
hago una pedazo de foto en primer plano “haciendo ver” que como su comida, y
ya está.
Habrá blogueras que realmente se den esos caprichos, claro que sí, pero ¿quién se cree
que la mayoría tengan esos cuerpos serranos a base de churros con chocolate?
Nadie. Soy una escéptica, yo sólo conozco a mujeres reales a las que les cuesta
en mayor o menor medida tener un buen cuerpo, porque si te comes un donut eso
sale por algún lado. Sólo unas pocas privilegiadas pueden ingerir esas cosas y
seguir manteniendo la línea, y dudo de que se trate de todo el elenco de
blogueras de moda.
Es más, me indigna que circulen este tipo de fotos en la
red, porque la mayoría de las mujeres tienen que hacer sus sacrificios,
mientras que éstas te están diciendo que son así porque se lo dio la
naturaleza, y encima te restriegan que se pueden comer lo que les dé la gana y
seguir manteniéndose, aaaaandaaaaa vaaaaaaa y ahora me dices que tú sólo bebes dos litros de agua al día, y duermes ocho horas, es que me mondo.
Así que, aplaudo a la persona que está detrás de You did not eat that, por destapar la hipocresía de las blogueras y sus exquisitos bocados. A ver si a más de una le retorna la vergüenza y deja de colgar esas fotos.
Y acabo reafirmándome: ¡que tú no te has comido eso, falsa!
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