sábado, 7 de marzo de 2015

Carta a primavera

   Querida Primavera:  

   ¡Cuánto necesitaba tu presencia! Sabes que soy tu eterna enamorada y, aunque este año el otoño y el invierno se portaron bien conmigo, no puedo olvidarte ni por un segundo.





   Adoro todo en ti, lo bueno y lo malo. Por un lado, las horas de luz que me traes, el calor creciente del Sol que nos mira cada día y la explosión de la naturaleza que se había quedado adormecida. Por el otro, la falsa astenia primaveral y las alergias.

   Impregnas el ambiente de tus aromas incluso antes de que llegues, y eso me embriaga. Me llena de alegría cada vez que abro el balcón y escucho a los pajarillos trinar. Saboreo las cerezas, los nísperos y los melocotones año tras año. Espero impaciente la profusión de los campos de amapolas, tan efímeros pero tan bellos que cortan la respiración. Y puedo tumbarme en la hierba, junto a las flores, para sentirlas en mi piel.

   Eres la estación de los sentidos porque todo contigo despierta; la revolución de la vida está a punto de empezar y yo te espero con los brazos abiertos.

   Siempre tuya.
 
 
 
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